La plaza de Joan Carles I, con 273 accidentes desde el año 2003, se adapta a la futura Diagonal.
Se trata de evitar maniobras que causan choques, pero el cambio confunde a muchos conductores.
BARCELONA. EL PERIODICO, CARLOS MARQUEZ DANIEL.- La plaza de Joan Carles I es la zona cero de los accidentes de tráfico en Barcelona. Desde el año 2003, el cruce entre la Diagonal y paseo de Gràcia ha presenciado, según datos de la Guardia Urbana, 273 siniestros, muy por encima del resto de intersecciones que completan este macabro medallero.
Si han pasado por ahí en estos últimos días, se habrán dado cuenta de que el perfil del lugar ha cambiado mucho. Es probable que se hayan equivocado, que sin querer hayan subido por la izquierda del Llapis, que hayan entrado a la Diagonal desde Còrsega o intentado subir por el lateral izquierdo de los Jardinets.
Esas tres maniobras están ahora prohibidas. El nuevo diseño responde a la necesidad de adaptar la circulación del entorno de la Diagonal que está por venir, además de pacificar la Riera de Sant Miquel, donde dos escuelas llevaban tiempo pidiendo un cambio de sentido para que la calle deje de ser atajo habitual de los que buscan la Via Augusta. También, según el ayuntamiento, sirve para aplicar la teoría de las supermanzanas, con la que se pretende concentrar el tráfico en grandes arterias.
Este es un lugar de muy incómoda observación. La marea cambiante de vehículos en todos los sentidos hace temer un estruendo en cualquier momento. Entre tanta confusión, es fácil diferenciar al tramposo del despistado. El primero es el que mira a izquierda y derecha, y si no advierte policía alguno, lanza un volantazo acompañado de un movimiento de cuello hacia atrás. El segundo es el que frena, se da la vuelta extrañado y observa cómo el resto de mortales mueven la cabeza en claro gesto de desaprobación. Se disculpa con un leve levantar de brazo y evapora su torpeza al ralentí. La pirula más habitual es subir en moto por el paseo de Gràcia y buscar la Diagonal en sentido Llobregat dejando el obelisco de incierto significado a la derecha.
En un par de horas, lo ejecutan una veintena de motoristas. No hay accidentes porque unos acaban de arrancar y los otros están frenando, pero abundan los abucheos y las manos insultantes que asoman por la ventanilla. Otra trampa común es la de Còrsega. Adrià Gomila, director de Movilidad del ayuntamiento, señala que antes de Pau Claris ya se invita al conductor a girar a la izquierda para incorporarse al carril central de la Diagonal. De este modo, el lateral, pasado el paseo de Gràcia, va menos cargado, dato importante si se tiene en cuenta que el atajo de la Riera de Sant Miquel ya es historia.
Pequeños detalles
Hay, sin embargo, elementos ajenos a la conducción que podrían mejorarse. Las nuevas señales de dirección prohibida son de esas chiquitinas, ideales para calles de un solo carril pero quién sabe si poco adecuadas para espacios urbanos tan inmensos. También sucede que la isleta que rodea el Llapis y que los vehículos no pueden pisar resulta demasiado ancha. Los coches la pisan para evitar abrirse en exceso y colisionar con los vehículos de los otros carriles, cinco en total, que obligan a trazar una exagerada media circunferencia tanto para girar como para seguir recto hacia la montaña.
Gomila justifica que se ha hecho de esta manera para «ordenar mejor la zona alta de la plaza y evitar que se tapone la subida a Gràcia». En cuanto a la seguridad vial, el responsable de Movilidad apunta que los cambios han evitado dos de las situaciones de riesgo más peligrosas de la plaza. Por un lado, el ya citado veto de Còrsega. Por el otro, la prohibición de entrar a Jardinets desde el pasillo central de la avenida.
Sorprende, sin embargo, que todas estas decisiones, que podrían modificarse «si con el tiempo no resultan efectivas», no hayan contado con el concurso de la unidad de accidentes de la Urbana, que ha analizado decenas de veces este magullado cruce. Tantas, como accidentes ha habido en los últimos años.
Giro para la red Ortogonal
La ampliación de la red ortogonal, que en noviembre desplegará otras cinco líneas, alumbrará un nuevo carril bus en la calle de Còrsega que hasta Pau Claris avanzará por la derecha y en ese punto pasará a la izquierda. El H-8, que cubrirá el recorrido entre Collbanc y La Maquinista, será el único vehículo que podrá acceder a la Diagonal desde Còrsega. Esto obligará a volver a pintar el suelo de esta zona, que ahora veta esta maniobra. El bus tendrá parada en la parte superior de la plaza y luego se incorporará al tramo central de la avenida.
La reforma de los Jardinets también traerá cambios en el lugar. La salida del aparcamiento del lado Besòs, que tiene calzada propia, se eliminará para hacer la acera más ancha. Lo mismo se hará en el otro lado.
SALUT Y B UEN VIAJE.
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