La ciudad vista desde los interiores íntimos y, a veces, subterráneos de un taxi. El Cairo
El rumor de las vidas que recorren El Cairo puede ser contado por aquellos que conducen horas y horas por la ciudad. Historias que se quedarán en los asientos de atrás y en las miradas furtivas del espejo retrovisor. La ciudad egipcia vista e imaginada desde los coches, entre atascos y prisas deslavadas ya por la costumbre. Historias que se olvidarán en los taxis e historias que se leerán en su interior. «Los taxis del conocimiento» forman parte de una iniciativa en la que se prestan libros para que el viajero se eleve por encima de congestiones y se recuperen así espacios y tiempos para la lectura. Y a la inversa, la literatura bebe del taxi, como en el primer libro del egipcio Khaled Al Khamissi, «Taxi», donde a través de los relatos de taxistas en medio del caos, del regateo, se pulsa la ciudad.
Los taxis bien podrían pertenecer en el mundo occidental a esos espacios que Marc Augé denomina como los «no lugares». Espacios por donde transita el ser humano contemporáneo, lugares del cambio y del pasar, pero en los que no se generan relaciones «comunitarias». Pero, quizá, los taxis son, contradictoriamente a su esencia, ese espacio para la intimidad y la conversación, donde hay sitio para confesiones y verdades en cualquier lugar del mundo. Como en el documental de David Muñoz «Otra noche en la tierra», en el que mediante su cámara infiltrada en los vehículos, se percibe algo sobre la realidad egipcia. Una realidad mutilada por la edición, pero en la que la poesía callejera de las miradas que se saben observadas, aflora algo de verdad. Son algunas de las miradas de la ciudad, otras viven «fuera de campo».
SALUT Y BUEN VIAJE.
El rumor de las vidas que recorren El Cairo puede ser contado por aquellos que conducen horas y horas por la ciudad. Historias que se quedarán en los asientos de atrás y en las miradas furtivas del espejo retrovisor. La ciudad egipcia vista e imaginada desde los coches, entre atascos y prisas deslavadas ya por la costumbre. Historias que se olvidarán en los taxis e historias que se leerán en su interior. «Los taxis del conocimiento» forman parte de una iniciativa en la que se prestan libros para que el viajero se eleve por encima de congestiones y se recuperen así espacios y tiempos para la lectura. Y a la inversa, la literatura bebe del taxi, como en el primer libro del egipcio Khaled Al Khamissi, «Taxi», donde a través de los relatos de taxistas en medio del caos, del regateo, se pulsa la ciudad.
Los taxis bien podrían pertenecer en el mundo occidental a esos espacios que Marc Augé denomina como los «no lugares». Espacios por donde transita el ser humano contemporáneo, lugares del cambio y del pasar, pero en los que no se generan relaciones «comunitarias». Pero, quizá, los taxis son, contradictoriamente a su esencia, ese espacio para la intimidad y la conversación, donde hay sitio para confesiones y verdades en cualquier lugar del mundo. Como en el documental de David Muñoz «Otra noche en la tierra», en el que mediante su cámara infiltrada en los vehículos, se percibe algo sobre la realidad egipcia. Una realidad mutilada por la edición, pero en la que la poesía callejera de las miradas que se saben observadas, aflora algo de verdad. Son algunas de las miradas de la ciudad, otras viven «fuera de campo».
SALUT Y BUEN VIAJE.
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