Para luchar contra los taxistas ilegales que no pagan impuestos, y que gravemente perjudican la actividad de los taxistas autónomos, Rusia establecerá una ley federal que va a regir todos los trámites concernientes a dicha actividad. Sin embargo, la mayoría de los representantes de esta profesión cree que una nueva ley les impedirá seguir ganándose la vida como taxistas.
Así, el uso de una licencia especial para taxis no tiene muy contentos a los conductores de vehículos en Moscú. Argumentan que está nueva regulación aumentará el costo del servicio y que las autoridades deberían concentrarse en combatir a los taxistas ilegales, los que son mayoría en la capital rusa.
Según la nueva legislación el titular de la licencia no será una persona, sino que el vehículo. Los choferes temen que la norma favorezca a las grandes compañías en detrimento de quienes trabajan con su propio coche al que, además, deberán hacerle una serie de mejoras.
“Yo no quiero quedarme sin trabajo. Esta nueva ley pone en riesgo mi futuro laboral. Mi coche es arrendado y no puedo pintarlo o costear las modificaciones que pide la ley”, protesta uno de los taxistas.
En Moscú cualquier coche puede funcionar como taxi. La informalidad de esta actividad hace que sea muy difícil controlarla. Al principio, los taxistas oficiales confiaban en que la nueva legislación y el establecimiento de una licencia podrían sacar de circulación a los taxistas ilegales. Ahora creen que retirará a los independientes.
“Consideraba necesario restablecer las licencias para eliminar a los taxistas ilegales. Pero esta ley está mal hecha. Creo que intervinieron las grandes compañías.”, dice el taxista Oleg Amósov.
Pero para algunos representantes del gremio esta ley era necesaria, sobre todo por el irregular mercado moscovita de taxis. El abogado de la Asociación de Propietarios de Coches de Rusia, Leonid Olshanski, expresa su opinión acerca de este problema: “Ninguna ley es perfecta, pero por lo menos muestra que las autoridades están activas respecto al asunto. Durante años no se hizo nada ante este problema”.
Los taxistas saben cómo funciona la calle. Para ellos, si la nueva ley llega a implementarse, será clara la forma en que terminará funcionando el mercado.
“Va a surgir un sistema de dos niveles: grandes empresas, que por sus precios pueden permitirse una licencia, y los conductores no autorizados que no obedecen la ley y que podrían trabajar sin respetarla”, comunica Yarosláv Scherbinin, el presidente de la Asociación de Taxistas.
La nueva legislación comenzará a regir el 1 de septiembre. Los taxistas sindicalizados han propuesto una moratoria sobre su aplicación para así poder discutir con las autoridades los puntos más conflictivos de la normativa.
SALUT Y BUEN VIAJE.
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