El ladrón, que tuvo cuatro años la obra, pidió lo mismo que había costado para repartirlo entre los pobres.
El de LaGioconda no es el único robo sonado un 21 de agosto. En esa misma fecha, pero hace 50 años, el taxista Kempton Bunton, de 61 años, se llevó de la National Gallery de Londres el Retrato del Duque de Wellington, de Goya, para pedir una recompensa y repartirla entre la “gente pobre”.
Este robo fue el primero de la historia de la National Gallery, ocupó las portadas de la prensa británica e incluso aparece en la trama del primer filme de James Bond, Agente 007 contra el doctor No (1962).
El Duque de Wellington (1812) llevaba tan sólo unas dos semanas expuesto en la National Gallery cuando el taxista británico, considerado el autor material e intelectual del delito, la descolgó y se la llevó andando tranquilamente.
En una subasta celebrada en marzo de 1961, el museo había comprado al duque de Leeds la obra de Goya por 140.000 libras esterlinas (al cambio de hoy, 2,3 millones de euros).
Esa fue la suma de dinero que el taxista, ya jubilado, reclamó para que se destinara “al pago obligatorio y mensual” de licencias para ver la televisión en Reino Unido en hogares pobres.
Durante cuatro años, mientras enviaba notas a Scotland Yard, Bunton ocultó el cuadro en Newcastle. La devolvió anonimamente en 1965 y seis meses después confesó el delito. Fue condenado a tres meses de cárcel.
El de LaGioconda no es el único robo sonado un 21 de agosto. En esa misma fecha, pero hace 50 años, el taxista Kempton Bunton, de 61 años, se llevó de la National Gallery de Londres el Retrato del Duque de Wellington, de Goya, para pedir una recompensa y repartirla entre la “gente pobre”.
Este robo fue el primero de la historia de la National Gallery, ocupó las portadas de la prensa británica e incluso aparece en la trama del primer filme de James Bond, Agente 007 contra el doctor No (1962).
El Duque de Wellington (1812) llevaba tan sólo unas dos semanas expuesto en la National Gallery cuando el taxista británico, considerado el autor material e intelectual del delito, la descolgó y se la llevó andando tranquilamente.
En una subasta celebrada en marzo de 1961, el museo había comprado al duque de Leeds la obra de Goya por 140.000 libras esterlinas (al cambio de hoy, 2,3 millones de euros).
Esa fue la suma de dinero que el taxista, ya jubilado, reclamó para que se destinara “al pago obligatorio y mensual” de licencias para ver la televisión en Reino Unido en hogares pobres.
Durante cuatro años, mientras enviaba notas a Scotland Yard, Bunton ocultó el cuadro en Newcastle. La devolvió anonimamente en 1965 y seis meses después confesó el delito. Fue condenado a tres meses de cárcel.
SALUT Y BUEN VIAJE BUNTON.
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